EL ACOMPAÑAMIENTO TERAPÉUTICO APLICADO A PACIENTES CON RIESGO SUICIDA
*AT –Lorena Benavidez de San Nicolas. Prov BS AS.
*Trabajando la Clínica y el Libro territorios del Acompañamiento Terapéutico.
Es una práctica a ser articulada en la estrategia de un tratamiento y representa una alternativa en pos de una estrategia de trabajo.
En cuanto a su abordaje entre las principales indicaciones podrían mencionarse: “marcación hombro a hombro” (estar atento a las actitudes y acciones del paciente), mantenerse actualizado en las consignas e indicaciones terapéuticas, escuchar su desesperanza sin intentar taparla. Impulsarlos al diálogo, evitarles frustraciones a estos pacientes.
Los pacientes que necesitan un acompañante terapéutico que ofrezca la contención necesaria para acompañar el tratamiento guiado por un analista o un psiquiatra son aquellos que no tienen contención familia (o es escasa y resulta nociva), aquellos que viven solos y sufren crisis reincidentes, aquellos quienes no puedan auto administrarse la medicación, quienes no puedan salir solos, pacientes recientemente salidos de una internación, pacientes con riesgo suicida, pacientes adictos, aquellos pacientes que sufren de bulimia y anorexia, pacientes que sufran de depresión y trastornos en el ánimo. El Acompañante Terapéutico (A. T.) se inserta en la vida cotidiana del enfermo, ya sea en su domicilio, la institución en la que se halle internado, o en forma ambulatoria. Trabaja en un nivel vivencial, no interpretativo, dentro de un equipo interdisciplinario y siguiendo las consignas del terapeuta de que dirige el tratamiento.
El equipo de AT interviene ante situaciones de emergencia o crisis para el paciente; de esta manera lo que se realza es la organización de un esquema de atención acorde a las características del paciente y su entorno familiar.
Los beneficios que aporta este recurso a los pacientes son diversos: favorece su inserción social, promueve la adherencia al tratamiento, permite desplegar una mayor autonomía por parte del paciente, brinda contención en un momento de crisis, puede reducir el periodo de internación o evitarlo.
“La necesidad de compañía y estimulación humana es algo que se ha reconocido desde tiempo inmemorial”; y el acompañante terapéutico cumple principalmente esa función, la de acompañar, y lo hace acorde a un tratamiento guiado por un terapeuta.
Suicidio y acompañamiento terapéutico
En el libro “Territorios del acompañamiento terapéutico” cuyas autoras son Susana Kuras y Silvia Resnizky Susana Gutiérrez afirma que en los casos de urgencia que dan cuenta de agresión por parte del paciente a sí mismo, las respuestas oscilan entre el tratamiento ambulatorio y la internación; por lo cual el profesional debe optar por una modalidad de tratamiento y la inclusión de un Acompañante terapéutico permite contemplar el abordaje ambulatorio.
La acción del equipo que recibe una urgencia se orienta a posibilitar un pasaje de aquel punto crítico a la urgencia subjetiva.
La pulsión de muerte planteada por Freud se dirige al pasaje al acto (mortífero para sí mismo y sus allegados). De esta forma el equipo tratante crea el espacio p la palabra y genera así la expectativa de un lugar en el otro.
La pulsión de muerte "(...) trabaja dentro de todo ser vivo y se afana en producir su fragmentación, su descomposición, en reconducir la vida al estado de la materia inanimada”, ésta es una de las maneras en las que Freud describe la pulsión de muerte.
La función de A.T. en el abordaje de pacientes con riesgo suicida
La autora anteriormente mencionada en el capítulo “Intervenciones en crisis- urgencias” del libro “Territorios del acompañamiento terapéutico” presenta el caso de Víctor. Dicho paciente de treinta y cinco (35) años llegó a la consulta llevado por sus amigos quienes se encontraban muy asustados debido a que tras una ruptura amorosa el sujeto se provocó cortes en las piernas y sus allegados temen que vuelva a cometer otro acto de violencia contra sí mismo. Luego de aquellos cortes sus amigos los llevaron a una sala de emergencias y luego de realizar las primeras curaciones fue debidamente derivado a urgencia psicopatológica. Estos amigos que llegaron con el paciente a la consulta temen dejarlo solo preocupados porque aquel atente contra su vida. El paciente vive solo, tiene un hijo (adolescente) de una relación que sostuvo siendo muy joven y sostiene que solo quiere lastimarse y castigarse, que no vale nada y que cada vez que alguien “lo deja” se siente denigrado sexualmente. Lo abunda un sentimiento d desesperanza de encontrar una persona que él llama “distinta”. En este punto es donde se reveló el conflicto de la vida de Víctor: una homosexualidad oculta; que si bien admite que es tiempo de enfrentar la situación dice no saber si está en condiciones de poder hacerlo.
En este caso planteado, luego de una tentativa de suicidio, el acompañamiento terapéutico consistió en acompañar al paciente y a sus amigos para reestablecer el vínculo; luego de esto la preocupación inicial del riesgo del pasaje al acto quedó suspendida (por ofrecer al sujeto la posibilidad de ligarse a otro con quien pueda reencauzar su deseo).
En este caso se observa claramente la función del acompañante terapéutico de servir de ayuda para reestablecer los vínculos del paciente con sus allegados y de esta forma atravesar ese momento de crisis.
Si bien la función del acompañante terapéutico puede definirse sólo en relación a la estrategia de un tratamiento Kuras de Mauer y Resnizky presentan algunas de las funciones generales asignadas al A.T. y además presentan distintas entidades clínicas y sus respectivos abordajes (estrategias) y las funciones que el acompañante terapéutico debe cumplir en cada una de ellas. El presente trabajo se dedicará sólo a analizar las estrategias y funciones que se refieren al riesgo suicida.
En cuanto a su abordaje entre las principales indicaciones podrían mencionarse: “marcación hombro a hombro” (estar atento a las actitudes y acciones del paciente), mantenerse actualizado en las consignas e indicaciones terapéuticas, escuchar su desesperanza sin intentar taparla (tal como anteriormente se pudo observar en el caso “Víctor”), impulsarlos al diálogo, evitarles frustraciones a estos pacientes en cuanto a cumplimiento de horarios, encuentros, tareas a realizar y asegurarles compañía.
Las principales funciones del acompañante terapéutico con pacientes con riesgo suicida son:
-brindarles contención, ayudándolos a que puedan descubrir un proyecto de vida, interesarse en algo y poder trazar ese proyecto de vida
-registrar y transmitir al equipo tratante cualquier tipo de alusión al suicidio
-nutrir la autoestima de estos pacientes
-detectar y estimular intereses y motivaciones que ayudarán a descubrir y trazar un proyecto de vida
-prestar especial atención en cambios bruscos de humor que manifieste el paciente
-ayudar a incluir en el paciente la noción de futuro, esto le permitirá proyectar de acuerdo a sus intereses que no son efímeros, sino que pueden perdurar y concretarse en aquellos proyectos
-brindarse como modelo de identificación capaz de convivir con conflictos sin dejar que éstos paralicen (pero en este sentido se debe ser cuidadoso ya que el paciente debe rearmar su estructura por él mismo, él debe ser quien elija las acciones a realizar, pero el A.T. sí debe intervenir motivando a que esto suceda)
-mantenerlos alejados de situaciones que puedan resultarles auto-destructivas.
-brindar información al resto del equipo tratante (aquello referido al suicidio o la muerte como antes fue mencionado y cualquier dato que le resulte relevante). Sin embargo, el A.T. no es un informante sino que también debe recibir información acerca del paciente (su historia familiar, sus conductas, todo lo que esté relacionado con su psicopatología, sus antecedentes psicopatológicos).
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