La Estimulación Temprana como herramienta para los AT en intervención en niños con TEA

TEC. AT Fernanda García. Especialista en ET / TEA

"La posible aparición del juego simulado o de ficción dependerá del grado de afectación del niño con TEA, y también dependerá del tiempo utilizado con el niño para enseñarle a jugar y ampliar su acción lúdica, minimizando en la medida de lo posible características repetitivas y restrictivas de juego que identifica a los niños con autismo"

Desde una concepción biopsicosocial:


Los bebés nacen con un enorme potencial y su familia debe saber aprovechar esa oportunidad en el proceso de maduración, para que ese potencial se desarrolle al máximo de la forma más adecuada y divertida. La estimulación temprana es un conjunto de técnicas, y actividades con base científica y aplicada en forma sistemática y secuencial.
Se emplea en niños/as desde su nacimiento hasta los 6 años, (franja con mayor plasticidad cerebral), con el objetivo de desarrollar al máximo sus capacidades cognitivas, físicas, emocionales y sociales, evitar estados no deseados en el desarrollo y ayudar a los padres con eficacia y autonomía en el cuidado y desarrollo del infante. El papel de familia, escuela y entorno, trabajando unidos y al unísono en este proceso y en este periodo es esencial.
Tiene lugar mediante la repetición útil de diferentes eventos sensoriales que aumentan, por una parte, el control emocional, proporcionando al niño una sensación de seguridad y goce; y por la otra, amplían la habilidad mental, que le facilita el aprendizaje, ya que desarrolla destrezas para estimularse a si mismo a través del juego libre y del ejercicio de la curiosidad, la exploración y la imaginación.
Cuando a un bebé se le proporcionan medios más ricos y vastos para desarrollarse, florece en él un interés y una capacidad para aprender sorprendente. La estimulación se concibe como un acercamiento simple, directo y satisfactorio, para comprender y conocer al niño, ampliando el potencial del aprendizaje.
Cuando hacemos mención del diagnóstico de Trastorno del Espectro Autista (TEA), nos referimos a un trastorno del neurodesarrollo, una condición que trae consigo algunas características en el desarrollo del infante. Encontramos la presencia de desafíos en diferentes áreas, como por ejemplo en la interacción social, la reciprocidad, alteraciones en la comunicación (verbal y no verbal) y la presencia de ciertos patrones conductuales.
Con el manual actual (DSM-V), el diagnóstico nos habla de un espectro, como un abanico con diferentes dimensiones, diferentes características, diferentes grados de severidad, apuntando a la singularidad de casa sujeto, único. Debemos entender que el diagnostico no debe condicionar a la persona, y como Acompañantes Terapéuticos entender que trabajaremos con un sujeto, NO con el diagnóstico, por lo tanto, además de acudir al conocimiento de los criterios que se utilizan para brindar un diagnóstico, debemos observar a la persona, su entorno, sus intereses, sus vínculos familiares, para tener un conocimiento de forma global, y de esa manera flexibilizar nuestro rol de acuerdo a los objetivos propuestos por el equipo interdisciplinario pero también a las necesidades propias de cada acompañado.
Actualmente, gracias a la modificación que surge en el Manual Diagnostico y Estadístico, se apunta a un diagnóstico precoz, cuanto antes se empiece a intervenir de manera integral, mejores expectativas, por lo tanto, menores desafíos. Por eso consideramos la atención temprana como una herramienta fundamental para los Acompañantes Terapéuticos.

La incumbencia del AT en la intervención en TEA y ET

Los AT debemos considerar algunos aspectos fundamentales para realizar las actividades, por ejemplo, el perfil sensorial del niño, su spam atencional, sus intereses.
Los objetivos y metas de cualquier intervención son el punto de partida de esta.

Debemos abordar en aquellos aspectos donde el niño presenta mayores desafíos, para optimizar su calidad de vida presente y futura. Cuando aplicamos estimulación temprana con un niño con TEA es fundamental trabajar en ámbitos como las dificultades en el desarrollo social y la flexibilidad cognitiva y conductual.
Desde la Estimulación Temprana buscamos disminuir las dificultades como por ejemplo en la reciprocidad social, que logre compartir intereses y emociones, la comunicación verbal, donde encontramos el lenguaje y dos grandes áreas en TEA que pueden verse alteradas como el área semántica (es la que comanda el lenguaje) y el área pragmática (el uso social del mismo), la comunicación no verbal (contacto visual, expresiones faciales, gestos corporales), falta de flexibilidad en cambios de rutinas (entender que un niño con Condición del Espectro Autista logra mayor funcionalidad en ambientes previsibles, por lo tanto siempre que sea posible anticipar cambios de rutina), hiper o hiposensibilidad en diferentes estímulos sensoriales.
La estimulación temprana se basa en la repetición de unidades de información, el cerebro del niño es capaz de adquirir una serie de aprendizajes mediante la repetición sistemática de estímulos o actividades, que ayudarán a ampliar su habilidad mental, lo que facilita el aprendizaje, ya que desarrolla destrezas en el ejercicio de la curiosidad, la imaginación y la exploración mediante el juego, aumentando a su vez, el control emocional, proporcionándole al niño una sensación de disfrute y seguridad. Los niños con TEA suelen registrar nuevos aprendizajes gracias a la repetición logrando una sistematización y posterior automatización, por lo tanto, las actividades a llevar a cabo en la sesión deben ser estipuladas de acuerdo con los intereses del niño, a su potencialidad, a sus fortalezas, buscando una mejor adaptación en el entorno.
Debemos lograr involucrar a las familias en las actividades, dándoles el lugar de coterapeutas, para que puedan reforzar el aprendizaje. Tratar de acotar los comandos verbales y aumentar las imágenes o pictogramas como apoyos visuales, de esta manera ayudamos al niño a generalizar los contenidos, darles a los papás un papel activo en todo el proceso, también haciéndolos participes en el establecimiento de metas y prioridades.
Estructurar el entorno y las actividades de manera que puedan ser comprensibles para los niños, organizar el espacio, la secuencia de los eventos diarios, la organización de las actividades a desarrollar.
Aprovechar los aspectos fuertes de los niños, como las habilidades visuales y los intereses para compensar las dificultades en otras habilidades, motivarlos y mantenerlos en el aprendizaje utilizando sus propios intereses individuales.

Apoyar el uso de la comunicación espontánea y funcional.
Enseñar la imitación. Desarrollar el conocimiento de los sistemas de interacción social y la reciprocidad.
Enseñar el poder de la comunicación, utilizando un sistema de comunicación por intercambio de imágenes (PECS).
Buscar hacer el sistema social tan comprensible como el mundo de los objetos.
El programa en ET debe ser individualizado, basado en los intereses y motivaciones buscando los apoyos para cada necesidad.
Los aprendizajes propuestos deben ser funcionales. Los niños con TEA necesitan implicarse en actividades de aprendizaje significativas, apropiadas a su edad y que sean funcionales en múltiples contextos.

Objetivos pertinentes para la intervención con el niño con TEA:

- Partir desde los puntos fuertes, preferencias e intereses del niño.
- Identificar junto a la familia los objetivos que ayudarán al niño una adaptación satisfactoria en el entorno, su vinculación con su grupo de pares, fomentando siempre su aprendizaje en un contexto inclusivo.
- Planificar los apoyos, adaptaciones y acomodaciones necesarios para los diferentes contextos que faciliten que el niño participe y se nutra de ellos.
- El aprendizaje debe estar inserto en las diferentes rutinas y actividades diarias.
- Las estrategias de intervención que se empleen deben ser aplicadas de forma sistemática.
- Es necesario incorporar mecanismos explícitos de feedback para aumentar el juego, la imitación, las conductas espontaneas y las habilidades.
Recordemos que cada sujeto es único e irrepetible, por lo tanto, los procedimientos de intervención deben ser individualizados, respetando las características e intereses de cada uno.
Partir de la identificación, con la familia, de los puntos fuertes, preferencias e intereses del niño o niña. Identificar, junto con la familia, los objetivos que ayudarán al menor a convertirse en una persona competente, adaptada a su entorno, relacionada con otros, y que fomenten su aprendizaje en contextos naturales e inclusivos. Planificar los apoyos, adaptaciones y acomodaciones necesarios para los diferentes contextos que faciliten el que el niño o niña participe y aprenda en ellos. El aprendizaje debe estar inserto en las diferentes rutinas, actividades y entornos naturales. Las estrategias de intervención que se empleen deben ser aplicadas fielmente, de forma repetitiva y sistemática de acuerdo con los principios con los que fueron diseñadas. Es necesario incorporar mecanismos explícitos de feedback para aumentar la implicación, el juego y las habilidades de los menores.
Como Acompañantes Terapéuticos apelar al recurso lúdico hará que el niño se implique desplegando sus capacidades creativas, apuntando al desarrollo de sus capacidades.
"La aparición de los juegos simulados es el primer signo de que la imaginación está empezando a desarrollarse. En los niños con TEA este proceso es más lento, es una tarea costosa, pero nunca imposible, y en ocasiones son ellos mismos los que nos pueden llegar a sorprender y entonces nos damos cuenta de que ha merecido la pena"



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