SUICIDIO y el Acompañamiento Terapéutico




La OMS define al acto suicida como “todo hecho por el cual un individuo se causa a sí mismo una lesión cualquiera sea su grado de intervención letal y del conocimiento del verdadero móvil”; además afirma, como hecho relevante, que por cada suicidio consumado hubo veinte intentos. El suicidio constituye un problema de salud pública muy importante, pero en gran medida prevenible, que provoca casi la mitad del total de las muertes violentas y se traduce en casi un millón de víctimas al año.

Los pensamientos y comportamientos de un suicida son bastantes complejos, casi siempre se relacionan con la depresión (en el 80% de los casos), abusos de sustancias, trastornos de la personalidad, ansiedad, sentimiento de desesperanza, etc.
El suicidio es una de las principales causas de muerte en la adolescencia y en la tercera edad; sin embargo, en los últimos años ha aumentado este índice en los niños.
En cuanto al género lo que se puede decir es que los intentos de suicidio suelen ser más frecuentes entre las mujeres, mientras que los suicidios consumados son más habituales en los hombres.

Argentina y Uruguay tienen los más altos niveles de suicidio de Sudamérica.

Tres niveles básicos de prevención:


  • Prevención primaria: Se desarrolla en el ámbito familiar, con los seres allegados a la persona que se percibe como suicida o potencial suicida. Además, se lleva a cabo en grupos que se pueden considerar de riesgo (escuelas, empresas, comunidades)
  • Prevención secundaria: Es la asistencia que se brinda luego de una tentativa de suicidio a quien intentó realizar el acto y a sus allegados.
  • Prevención terciaria: Es la convención, se realiza con los supervivientes luego de un suicidio consumado.

 Evaluación del potencial suicida


Se realiza teniendo en cuenta los factores de riesgo, el índice de suicidio y los factores protectores.

  Los factores de riesgo aparecen cuando fallan las Instituciones (el estado, la familia)


Los factores generales de riesgo son:


-Problemas económicos y laborales
-aislamiento social
-enfermedad médica de carácter crónico
-Falencias educativas
-pérdida de empleo
-problemas en el funcionamiento de la familia, las relaciones sociales y los sistemas de apoyo
-pérdidas personales
-depresión
-falta de control de los impulsos
-sentimientos de falta de valor o desesperanza
-psicosis

 Factores de riesgo en los niños:

-depresión
-accidentes reiterados
-problemas de comunicación dentro de su familia
-antecedentes suicidas en su familia
-fracaso escolar
-agresiones físicas o sexuales recibidas
-En el 70% de los casos los padres de los niños suicidas se encuentran separados.


 Factores de riesgo en los adolescentes:

-depresión
-intención de un acto heroico
-sufrimiento de un desarraigo traumático
-homosexualidad no aceptada en el ámbito familiar
-pérdida del estatus social
-antecedentes familiares de suicidios o intentos de suicidios
-autoritarismo de parte de sus progenitores
-violencia familiar entre sus miembros
-Abuso de sustancias (drogas, alcohol, tabaco)
-trastornos incipientes de la personalidad
 Factores de riesgo en ancianos:
-depresión
-falta de recursos materiales
-pérdidas
-sentirse “una carga” para sus familiares
-falta de firmeza religiosa para os que alguna vez la poseyeron
-insomnio crónico.

 Índice de suicidio


 Se evalúa a través de entrevistas especializadas y técnicas. Actualmente la técnica más utilizada es el test ISO.30
Los Factores protectores son las estructuras de sostén que sujetan a la persona a algo relacionado con la vida que sea de interés para la persona en riesgo.  Puede ser una familia contenedora, una pareja, un grupo de amigos, un grupo de trabajo, etc.

 Acciones autodestructivas: pueden ser directas o indirectas


 Directas:
-gestos suicidas: Es improbable que estos gestos lleguen a tener éxito y son juzgados por terceros como “un llamado de atención”
-Tentativas de suicidio: Es la búsqueda de poner fin a una situación traumática y angustiosa; en caso de no llegar a ser mortal es porque la intención autodestructiva era leve, por existir una falla en la realización o por intervención de terceros. Cuando existen este tipo de fallas el cincuenta por ciento (50%) de estas personas que fallaron la primera vez vuelven a intentar consumar el hecho.
-Suicidio consumado: La muerte auto infligida intencionalmente; entendiéndose así que esta era la única solución para sus problemas.



 Indirectas: Son las conductas riesgosas que hacen peligrar la vida, ya sean conscientes o inconscientes. Dentro de estas conductas se encuentran el exceso de fármacos, exceso de alcohol, exceso de tabaco, exceso de drogas, anorexia, la práctica de deportes de alto riesgo, negligencia en la atención de la salud y accidentes. Generalmente este tipo de conductas pueden ser el reflejo de graves carencias, desarraigos, alteraciones emocionales o un cuadro psicopatológico.

 Etapas en la conducta suicida


 Síndrome pre-suicida
En la cual la persona tiene presente ante sí una situación para la cual no halla resolución, dicho problema termina por atemorizar a la persona y si éste permanece comienza la segunda etapa.
 Desarrollo de la idea suicida
La persona “imagina el suicidio”. Consta de tres etapas:

Etapa de consideración


-Ambivalencia: la idea aparece en la persona de forma reiterada y en este momento se debe indicar la internación
-Decisión: En este momento aparece la tranquilidad para la persona (esto generalmente es mal interpretado por los allegados quienes ven una potencial recuperación en lugar de ver un inminente pasaje al acto.
c) Pasaje al acto: Es la resolución y puede aparecer en dos diversas formas:
-Impulsivo: en el cual no se premedita la forma, sino que se actúa.
-Premeditado: en el cual la persona planeó la forma, adquirió lo necesario para el acto, premeditó quien encontrará lo que deje (papeles, cartas, etc.) y quien lo encontrará luego de realizar el acto.

 La depresión y el suicidio

La depresión es el trastorno mental que más a menudo se asocia con el suicidio. La ansiedad, una potente fuerza impulsora en el proceso del suicidio, está estrechamente entrelazada con la depresión y los dos trastornos son a veces indistinguibles. Los estudios han revelado que hasta 80% de las personas que se suicidaron tenían varios síntomas depresivos.
Las personas de todas las edades pueden sufrir depresión. Sin embargo, a menudo es difícil detectar la depresión en los hombres, que, por lo común, en todo caso, buscan ayuda médica con menos frecuencia que las mujeres. La depresión en los hombres a veces es precedida por diversos tipos de maltrato y violencia, tanto dentro como fuera de la familia. El tratamiento de la depresión en los hombres es muy importante, ya que en muchas culturas el suicidio es en gran medida un fenómeno masculino.
En los niños y adolescentes, la índole de la depresión suele ser diferente de la encontrada en los adultos. Los jóvenes deprimidos tienden a presentar más muestras de exteriorización, como el ausentismo escolar, calificaciones cada vez peores en la escuela, mal comportamiento, violencia y abuso del alcohol o drogas, y también duermen y comen más. Al mismo tiempo, la negativa a comer y el comportamiento anoréxico se encuentran con frecuencia en combinación con la depresión en los jóvenes, en particular entre las mujeres, pero también el el varón. Estos trastornos graves de los hábitos alimentarios se asocian con mayor riesgo de suicidio.
 La depresión a menudo tiene manifestaciones físicas, en particular entre las personas mayores, como por ejemplo dolencias de estómago, mareos, palpitaciones y dolor en diversas partes del cuerpo. La depresión en los ancianos puede acompañar a otros trastornos y enfermedades físicas, tales como el accidente cerebro vascular, el infarto del miocardio, el cáncer, el reumatismo, la enfermedad de Parkinson y la enfermedad de Alzheimer.
La tendencia al suicidio puede reducirse si se tratan la depresión y la ansiedad. Muchos estudios han confirmado los efectos beneficiosos de los antidepresivos y diversas formas de psicoterapia, en particular la terapia conductual cognoscitiva. También se ha comprobado que la prestación de apoyo psicosocial adecuado a las personas mayores, como el empleo del teléfono para ponerse en contacto con asistentes sociales, trabajadores de salud y otro personal, produce una reducción significativa de la depresión y del número de defunciones por suicidio entre las personas de edad.

Extraído del artículo “Violencia Auto infligida” OMS


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