La Hegemonía del Discurso Medico desde la Mirada del Acompañante Terapéutico.
La Hegemonía del Discurso Medico desde la Mirada del Acompañante Terapéutico.
Autoría: Mayra Rojas - Estudiante de AT, Olavarría, 2018.
Partimos de la idea que la sociedad en las últimas décadas sufrió una serie de transformaciones que conllevan a un pasaje de las sociedades de “disciplina” a sociedades de “control”. Esto implica cambios en los procesos biológicos y de los cuerpos humanos, tarea que suele recaer en manos de las más diversas instituciones socio-políticas y tecno-científicas.
En este sentido, nos parece interesante hacer hincapié en los conceptos de Salud y Salud Mental.
Los discursos médicos amparados por su carácter “legítimo” de la ciencia nos dice qué pensar, y qué ver o qué no ver del mundo, según sus intereses. Detrás de esta lógica se concentran luchas de poder. ¿Por qué la ciencia les oculta el mundo al mismo tiempo que oculta otros mundos, otras visiones posibles? La ciencia no sólo se ha apoderado del área de salud, sino que impone, mediante el poder de los medios masivos de comunicación, qué es salud y qué es enfermedad.
Las corporaciones médico farmacéuticas inventan enfermedades o tipifican como enfermedad a condiciones propias del ser humano, tanto individualmente como colectivamente. Esta cuestión la “apreciamos” trabajando en la comunidad terapéutica de la ciudad de Olavarría “CUMELEN”, con la medicalización obligatoria de los chicos, ya que en su mayoría se les “diagnostican” trastornos de personalidad, ansiedad.
El autor C. Rogers hace alusión al concepto de “líder en potencia” y también a los procesos de “inadaptación”, “adaptación” y “segunda inadaptación provocada” que padece un sujeto por estar subsumido dentro de este sistema capitalista.
Desde este punto de vista, los chicos que se encuentran bajo “tratamiento” recorren este proceso, ya que en un primer momento, padecen de un “diagnostico” propio del Modelo Médico Hegemónico. En segunda instancia, muchos ponen resistencia a la medicalización de la cual los quieren hacer parte, sosteniendo que “yo acá no vine a dejar drogarme”. En último lugar, estos programas de “recuperación” en drogadicciones parten de la idea de que el sujeto que consume lo hace porque es un ser “improductivo” y tiene demasiado tiempo de ocio, por eso deben ser transformados en “productivos”. De este modo, se los manipula, se les da forma, se les educa para obedecer. Es decir, terminan siendo atravesados por la imposición del Modelo Médico Hegemónico y funcionales al sistema. La farmacología no sólo coloca al ser humano en una posición dependiente, sino además lo vuelve vulnerable a cualquier forma de vida que no esté organizada en función a ellos.
Desde nuestro punto de vista la salud es un fenómeno social que atraviesa todos los aspectos de la reproducción social de los sujetos y su contexto. Son las condiciones de vida las que determinan la “buena” o “mala” salud. Por lo tanto, la desigualdad social, la accesibilidad, el ejercicio de derecho a la salud, son ejes centrales para abordar la cuestión social de la salud. Dejando de lado modelos biológicos y reduccionistas que atrasan.
A nuestro entender, la salud mental se relaciona con un estado de bien estar que incluye al sujeto tanto en su dimensión emocional, corporal y mental. Nos intentan imponer que la salud mental se relaciona con un estado de “normalidad”, y cabe preguntarse ¿para quién?, ¿para quién es? ¿Qué significa estar “sano”? ¿Quiénes predeterminan y definen la “normalidad”?
La salud mental se trata a partir del aislamiento y la segregación. La “normalidad” es parte de un proceso de construcción social, histórica y política dentro de una sociedad en culturalizada, es decir, nacemos con reglas y normas ya pre inscriptas de las cuales nos hacen parte desde el primer momento que al nacer abrimos los ojos. Todo aquel sujeto que corrompa con los parámetros de “normalidad” y tenga algún comportamiento “anormal”, o “desviado” en muchas oportunidades recibe un trato diferenciado dentro de la sociedad.
Desde este punto de vista, el modelo médico hegemónico construyó históricamente “teorías/paradigmas” para legitimar una única manera de atender la “salud” o “enfermedad”, desacreditando a la medicina alternativa. Podemos hablar en este sentido sobre la mercantilización de la “salud”: detrás de cada enfermedad, síndrome, diagnóstico se encuentran los grandes laboratorios.
Nos parece interesante pensar, ¿por qué algunos consumos de drogas son penalizados y otros legitimados? Quien los legitima es quien emplea la técnica de la des ocultación y construcción de la realidad. La ciencia sirviendo a la industria de la salud, diciendo quiénes están “enfermos/insanos”, lo que el modelo médico hegemónico construye como enfermedad.
Si hablamos de vulnerabilidad hacemos alusión a un proceso que está atravesando un sujeto en un determinado contexto. Deviene muchas veces de diversos factores que se relacionan con nuestra vida en sociedad, situaciones de frustración, dolor, pérdida, fragilidad, presiones, las cuales generan que el ser humano se aleje de su Ser, es decir, pierda su capacidad de asombro, curiosidad. En un determinado momento de su vida el sujeto se des-personaliza, pierde las potencialidades del “yo”. Aquí entra en juego el proceso de resiliencia, en el cual el sujeto encuentra las herramientas para reinventarse ante una situación de vulnerabilidad. Es a partir de la resiliencia que el sujeto transforma sus vulnerabilidades en deseo, encuentra sus fortalezas y comienza a resurgir, a florecer.
El trabajo interdisciplinario es fundamental, nos ayuda a construir intervenciones profundas, críticas. Diferentes campos aportando sus conocimientos, intercambiando saberes nos permitirán tener un panorama más amplio.
Considero que un AR es un profesional de la salud, es quien acompaña un proceso de resiliencia a través de un fin terapéutico, y brinda herramientas a partir de la construcción de una relación asimétrica, generando empatía, confianza y una alianza terapéutica. El objetivo es que el sujeto que se encuentre atravesando alguna adversidad, pueda encontrar un mejor bien estar.
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