Esquizofrenia en primera Persona

Estrato del libro: atpsicopato.com

O.M.S. fue dado de alta de nuestra unidad hace ya unos meses. Desde entonces ha continuado participando en el blog a través de sus comentarios.
En esta entrada hemos rescatado los tres últimos textos que nos ha enviado.
Sus palabras son, entre otras muchas cosas, el testimonio de un después; porque detrás de la crisis y el ingreso hospitalario y la estabilización sintomatológica viene la vida. Y el afuera puede ser duro, al igual que las vivencias más íntimas asociadas a la esquizofrenia.
Desde aquí te mandamos un enorme abrazo y mucha fuerza y el deseo de que no pierdas nunca la esperanza.
Muchas gracias por compartir estos pedazos de vida con nosotros, O.

"Hoy me he levantado un poco tarde, muchas veces no tengo una motivación constante. Antes tenía ganas de hacer muchas cosas: deporte, salir con mi gente, pasear...Pero noto que, con el paso de los años, todo eso se ha ido consumiendo y ahora me encuentro con poca fuerza para mirar hacia un futuro; todo se me hace muy rutinario. Estaba haciendo un taller y como quien dice ni he comenzado a adaptarme a él y saber aprovecharlo para que el día de mañana me valga de referencia a la hora de encontrar un trabajo y pueda formarme pese a las barreras que nos pone la vida.
La verdad, lo he pasado mal...todo comenzó con la separación de mis padres. Me metí en un mundo del que creía no poder salir. Tenía una edad temprana y conocí a una chica, todo muy bonito al principio hasta que empecé a probar las drogas. Me creía que con eso iba a calmar todas mis indiferencias; me daba todo igual.
Solo estaba esperando al fin de semana para tomar mi dosis. Hasta que llegó el momento en que una de las pastillas que consumía durante el fin de semana estaba en mal estado y se me vino el mundo encima. Empezaron esas voces a insultarme, tenía fobia a todo. Fueron varias fases: primero me comía el coco antes de acostarme. Eran muchas noches sin dormir, pero con el paso de los años y con esfuerzo lo fui aceptando. Cada año que pasaba me encontraba mejor conmigo mismo y a tirar para adelante. En aquella época no tenía diagnosticado ningún tipo de enfermedad. Empecé a asistir al psicólogo con 19 años, era una psicóloga muy buena, se llamaba Mónica y supo entender mi situación ".

" Voy a comenzar a escribir todo lo que me pasó a lo largo de este último ingreso. Me encontraba desorientado, un poco como si no supiera donde estaba mi sitio, y a veces desconcertado. Tenía muchísimas ganas de llorar y no lo logré hasta el final del ingreso. Lo que más me duele es tener que ver sobre todo a mi hermano y mi madre sufrir, y me siento culpable. Y es que mi enfermedad muchas veces no me deja avanzar a la hora de relacionarme e integrarme en la Sociedad, me cuesta muchísimo, pero siempre me digo que, para delante, que vendrán tiempos mejores. Y me doy ánimos a mí mismo para seguir luchando, por la vida y porque si no tenemos expectativas, ni algo por lo que vivir, no seríamos personas. Ahora quiero escribir algo que me ha pasado durante muchos años y que me han llevado a la locura. He encontrado la paz, pero por poco tiempo, diariamente son intervalos de poca felicidad. Y me vino desde hace muy poco tiempo el sentirme así. Muchas veces frustrado, trastornado y muy inquieto. Mi enfermedad es Esquizofrenia Paranoide, sé que es difícil de aceptarla porque es crónica y para toda la vida, tengo que llevar un seguimiento y un tratamiento que se ajuste a mi cuerpo. También saco cosas positivas para mejorar mi calidad de vida y poder seguir avanzando, para acabar con esto de una forma autoritaria y siempre consciente de los pasos que doy. Cuando me siento solo y a lo mejor tengo a mi Familia cerca, se me rompe el corazón y me vengo un poco abajo. Recuerdo muchas situaciones en las que pensaba y me volvía totalmente Hipersensible ".

" Voy a hacer un comentario de lo que los padres llegan a hacer por la vida de su hijo. A mí si un día me falta mi madre, voy yo detrás porque sin ella no podría seguir viviendo. Siempre ahí al pie del cañón, preocupándose por mí todo el rato, dándome afecto y cariño, dándome el apoyo cuando más lo necesito, regalándome su sonrisa para que ría con ella y saborear el amor que sentimos juntos. Una madre da su amor hasta el último de sus días y se desvive por los hijos luchando con uñas y dientes, para conseguir o guiarlos por el buen camino. La pena más grande es cuando un hijo se te pierde en todos los sentidos y yo creo que a mi madre le he dado muchos disgustos. Primero las drogas, después un intento de suicidio y ella presente, que es lo que más me duele nada más pensarlo. He sido muy egoísta. Pero a veces necesito sacarlo, para que no vuelva a ocurrir, cuando me encuentro totalmente desencajado y solo con mi enfermedad que es lo que más miedo me da. Volver al sufrimiento y que me encuentre desesperanzado y me vea solo, con el añadido de contemplar la ignorancia de esta sociedad. Porque un gran porcentaje de personas no conoce los síntomas, ni cómo se puede llegar a sentir un discapacitado o un enfermo mental. Aquí lo voy a explicar cómo se puede llegar a sentir. Lo más común es que se sienta rechazado, que sienta un enorme miedo a que le dé una psicosis y tarde a lo mejor años en recuperarse o no recuperarse del todo. A eso llegan la mayoría de las personas, las que se meten en la boca del lobo. Porque es tal cual: a veces una peli de miedo metida en las entrañas. Mucho malestar, que tu vida no encuentra un Aliciente por el que vivir. Nadie podría meterse en sus cabezas para saber lo que está sufriendo esa persona. Lo puede percibir, lo puede suponer, le pueden llegar a ayudar a desconectar un poco de sus pensamientos, depende del grado o del nivel de su enfermedad. Yo os digo que con la gente que he tratado y he comentado, y me he acercado más a ellos, he notado que se pueden ver reflejados en alguna parte de tu discapacidad ".


En un periódico valenciano publicaban esta carta de una familiar de una persona afectada de esquizofrenia en la que relataba las grandes dificultades que tenía su hermano, y en general la familia, para luchar contra  los efectos de su enfermedad. 
Me llamo Teresa. Mi hermano sufre esquizofrenia. Es uno de los 10.000 enfermos que hay en Valencia. Él no nació así. Estudió hasta Segundo de Derecho. Su ilusión era terminar la carrera, tener una novia, casarse... 
Pero de pronto, un día apareció la enfermedad maldita. Tenía 22 años cuando su vida se paralizó. Ahora tiene 43. Sólo recuerda cosas del pasado, de lo que fue y de lo que vivió cuando tenía salud. Se ha pasado dos décadas yendo al psiquiatra de zona cada mes 10 minutos. En ese tiempo le recetaban medicación, pero nada más. Así se ha tirado 20 años, como si fuera un jubilado. Fumando, paseando, deambulando, volviendo a casa, jugando al solitario con la baraja, fumando, paseando, deambulando... Y así una y otra vez. 

En octubre de 2008 ingresó en un hospital de la Agencia Valenciana de Salud. No quería. Tres meses antes ya estuvo en un centro. Lo ideal hubiera sido disponer de recursos intermedios donde ir y que le hicieran un seguimiento, pero no existen. Actualmente está otra vez en casa, donde la situación es penosa. Mi madre tiene 72 años y Alzheimer y mi padre, 74. Cada vez que voy allí me marcho deprimida. Él cree que voy contra él, que quiero boicotear su vida. Se lo imagina y actúa a la defensiva. 
Mis padres son los recursos que la Administración no pone, cuidadores sin formación, pero con una gran capacidad de amar a un hijo que desvaría y les acusa de cosas que nunca hicieron. Les insulta o increpa hasta la desesperación, pero cuando pasan unas horas mi pobre hermano les pide disculpas. A veces le dice a mi madre que le entran ganas de tirarse por el balcón. 
¿Imagináis lo que significa para una madre oír eso? El 10% de los enfermos de esquizofrenia se suicidan. No me extraña. Me parece poco para el nivel de sufrimiento que padecen. Si yo estuviera enferma y tuviera las mismas condiciones de atención socio-sanitaria seguramente también lo haría. 
Han pasado 600 años desde que el Padre Jofre se preocupó de acoger a personas con problemas mentales. Entonces se les trataba como supuestos endemoniados, abandonados a su suerte en una barca en el mar. Ahora todo sigue igual. Siguen abandonados en sus casas, en las calles por donde deambulan sin techo. Nada ha cambiado



Los presupuestos que se destinan a Salud Mental no varían. Seguimos sin una red de recursos asistenciales para atender a estos enfermos en los tres aspectos fundamentales: medicina, atención psicológica y social, como personas, al fin y al cabo.
El panorama que espera ahora a mis padres en los años de su vejez es terrible. Mi familia se quiere morir. Mi hermano se quiere morir. No podemos ver y sentir tanto sufrimiento...
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Esta carta es el reflejo de la realidad en la que todavía hoy viven muchos (demasiados) afectados por un trastorno mental grave y sus familias. Actualmente existen equipos interdisciplinares que mediante un correcto abordaje pueden conseguir que estas situaciones no sean tan dramáticas. El afectado y su entorno no se deben encontrar solos (abandonados) en medio de esta compleja travesía, para no acabar de la forma tan desesperada en la que se encuentra esta familia. Para ello es necesario que exista sensibilidad social y compromiso político con estas personas, dicho con otras palabras, sensibilidad y compromiso presupuestario. En especial en estos tiempos de crisis económica es necesario no retroceder en políticas que han mejorado la calidad de vida de estas personas.

Nuevos enfoques terapéuticos, más integrales e integrados en la comunidad, mejores fármacos y una red más potente de recursos sanitarios, socio-sanitarios y sociales posibilitan que la recuperación de las personas con trastorno mental grave no sea una utopía. No demos pasos atrás en los lugares en los que hemos avanzado algo en las últimas décadas y no dejemos de exigir que se avance en otras regiones/países donde no se ha establecido todavía una red de asistencia y apoyo a la Salud Mental.
Mito: No hay esperanza para las personas afectadas por un trastorno mental grave.
Realidad: Hay más tratamientos, estrategias, y apoyo de la comunidad para la gente con problemas de salud mental que nunca antes, e incluso más se divisan en el horizonte. Las personas con este tipo de dificultades pueden llevar vidas activas y productivas.
Mito: Una vez la gente muestra enfermedades mentales, nunca se recupera.
Realidad: Estudios científicos muestran que la mayoría de gente con enfermedades mentales mejora, y muchos se recuperan por completo. La recuperación se refiere al proceso por el cual la persona es capaz de vivir, trabajar, aprender, y participar íntegramente en su comunidad. Para algunas personas, la recuperación es la capacidad de vivir una vida realizadora y productiva. Para otros, la recuperación implica la reducción o completa desaparición de los síntomas. La ciencia muestra que tener esperanza juega un papel integral en la recuperación de la persona.



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